La Atalaya de Níjar constituye el único elemento emergente de la antigua fortaleza árabe. Porciones de las murallas son visibles alrededor de la torre, quizás restos del tapial que se mandó construir por ser Níjar zona tan peligrosa y tener que defenderse frente a las incursiones de corsarios y bereberes.
La población de Níjar disponía en el año 1574 de una villa bien fortificada, custodiada por hombres a caballo y soldados a pie mandados por el capitán Luis Muñoz.
Está construida en mampostería, de planta circular con la base más ancha que la parte superior y con dos ventanas, a las cuales no se tenia acceso desde el exterior, sino con una escala colocada en el interior y que era retirada cuando entraban los guardas como medida de seguridad. Estas torres fueron útiles para ser usadas como puestos de señales de alerta y para comunicarse con otras torres distribuidas a lo largo de la costa.
Desde ella podemos observar una panorámica excelente de la villa, así como del Cabo de Gata.
Hoy en día, constituye el símbolo del escudo del municipio.
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