El arrecife de las Sirenas, que contemplamos desde el faro, es en realidad el resto de una antigua chimenea volcánica. Probablemente recibe este nombre por la presencia de una colonia de foca monje, que los pescadores de la zona antiguamente llamaban sirenas o lobos marinos. Este mamífero habitó toda la costa de Cabo de Gata hasta la mitad del siglo XX. Actualmente se encuentra en peligro crítico de extinción en todo el Mediterráneo. Agrestes acantilados de Las Sirenas, azul cobalto y verde esmeralda de sus aguas; ocres, dorados y negruzcos relieves volcánicos, conforman un conjunto fantástico y evocador entre la austeridad de la naturaleza y la abrumación paisajística.
Contemplar este paraíso en la paz del atardecer o bajo el sol más radiante, justifican, sobradamente, su calificación.
Dicen que en la antigüedad este lugar estuvo tan poblado de focas monje, que los navegantes confundían sus gritos con los cantos de sirenas. De ahí el nombre de Arrecife de Las Sirenas, lugar bellísimo, imagen repetida y representativa del Parque natural del Cabo de Gata - Níjar.
Dicen que en la antigüedad este lugar estuvo tan poblado de focas monje, que los navegantes confundían sus gritos con los cantos de sirenas. De ahí el nombre de Arrecife de Las Sirenas, lugar bellísimo, imagen repetida y representativa del Parque natural del Cabo de Gata - Níjar.
Frente al Cabo de Gata se encuentra la Laja, un arrecife sumergido donde un barco a vapor de 100 m. de eslora, en el año 1929, naufragó. Las corrientes lo arrastraron unas dos millas hacia el interior. Ahora hay un pecio de gran belleza. Esta zona sigue siendo visita obligada para todos aquellos amantes del buceo recreativo.
By Olga.
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