La era
Se trata de construcciones realizadas en las cercanías de los cortijos, normalmente en lugares elevados para que los vientos ayudasen en las labores propias de la trilla y con una pequeña inclinación para que si llovía no se inundase. Las eras se encuentran en su mayoría empedradas y son de forma circular para facilitar la labor de las yuntas (mulos). El empedrado se realiza con los materiales que había en el lugar donde se encontraban situadas, las podemos encontrar construidas con pizarras, situando grandes losas para cubrir el suelo de la misma, el la mayor superficie posible, para facilitar la recogida del grano. Las hay también de cantos rodados, aprovechando la roca que aflora en las mismas, y otras de tierra denominada "terriza". En todas ellas podemos encontrar una parte común, que es un pequeño murete de piedra que impide que el viento arrastre la paja fuera de la misma.
No hace mucho, Níjar estaba rodeada de eras por todos sus costados. Las eras de las faenas agrícolas veraniegas, donde reinaba el sol de la canícula de agosto. Con el tiempo, esos lugares han sido ocupados por cimientos de edificios y casas adosadas. ¿Cómo olvidar ese mundo agrícola de Níjar, con sus aperos y trabajos hoy desconocidos? La principal faena que se realizaba allí era la trilla y los mejores dias para hacerla, los de calor seco con airecillo del norte por la mañana, que facilitaba la tarea de aventar la parva.
La era se colocaba en terrenos limpios y firmes donde poder faenar bien la cosecha de cereales después de la siega. Eran característicos esos espacios circulares, acompañados de su sombrajo, que los mulos recorrían dando vueltas infinitas sobre la parva, removiendo y desgranando la mies.
El proceso era laborioso. La mies, una vez segada, se llevaba al lado de la era, formando montones altos, de unos 3 metros, que se construían con las espigas dando al exterior, procurando que si llegaba la lluvia, resbalase sin empapar el trigo. De estos montones se iban extrayendo los haces y se esparcían por la gran circunferencia de la era, rellenándola de afuera para adentro hasta conseguir cubrir todo el espacio. Luego, con las horcas se deshacían los haces, es decir, se “volvía la parva”, haciendo una explanada uniforme.
Y empezaba la trilla. En la era había una labor en equipo, con un principal que organizaba las faenas. Primero los mulos eran acostumbrados a girar en círculo, para lo que se les ponía una collera y se les hacía trotar sujetándolos con una cuerda larga desde el centro. Esto también servía para aplastar la parva. Después se enganchaban dos mulos al trillo, una antiquísima herramienta de origen romano, consistente en un tablón provisto de trozos de pedernal o cuchillas de acero encajadas en su cara inferior, para triturar la mies. El trillo empezaba a dar vueltas en semicírculo procurando que en los giros pasase siempre por el centro. Las vueltas terminaban cuando el trillador veía la parva suficientemente molida. Era una imagen característica, la del agricultor sobre el trillo, haciendo crujir el látigo y acompañado de cantares para animar a los mulos. En muchos lugares de España existía un cancionero de siega, que se oía en medio del sopor veraniego.
Después de la trilla, la parva resultante se volvía primero con la horca y luego con la pala, para que el grano cayera boca arriba y perdiera la raspa. Y luego se aventaba, que era tirar la parva con la horca en contra del viento, haciendo que se separase el grano de la paja.
Se comenzaba a aventar primero con la horca y luego con la pala. Con ésta, se daban varias pasadas echando el grano al aire, hasta conseguir un montón de trigo homogéneo.
Se terminaba pasándo el trigo por la criba con un aro de madera y alambre que dejaba caer el grano al suelo y retenía desperdicios y granzones.
El grano, una vez limpio, se envasaba en los costales con la cuartilla y se llevaba al soberao o al almacén. Allí se guardaba y si quedaba amontonado, lo cubrían para que no le penetrara el aire y se picara, produciéndole la palomilla o gorgojo, tras lo cual no servía ni para la sementera.
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.Algunos aperos de la era. Falta el principal, el trillo.
1 y 2.- horca de madera; 3, 4 y 5.- bieldos; 6 y 7.- palas de madera para volver la parva; 8.- cuartilla, celemín; 9.- criba, ceranda.
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By Antonio j. Asensio Alumno Taller empleo "Conociendo Níjar"
Un magnifico articulo que consigue adentrarnos en esa epoca en la que muchos de nuestros familiares trabajaron duro, y lucharon aun mas para hacer de su generacion, lo que hoy somos nosotros.
ResponderEliminarUn bonito recuerdo nos dejas Antonio con estas declaraciones e imagenes de aquella epoca pasada..
Enhorabuena!!!
Estoy emocionada viendo estas imágenes tan bonitas que tantos y tantos gratos recuerdos me afloran me siento afortunada de haber conocido y haber realizado estos trabajos de muy pequeños mis hermanos y yo ayudábamos a mi padre en estas tareas .
ResponderEliminarAhora tenemos nietos y nos han invitado a los abuelos para que les contemos nuestras experiencias en el colegio , he buscado y justo he encontrado lo que precisamente necesitaba gracias por este trabajo tan bien documentado y estas imágenes tan bonitas para presentar a los niños ,les hablaremos del rico rico pan y les contaremos como hacíamos la recolección del trigo con los animales el carro y la trilla .y terminaremos haciendo cada uno un panecillo como hacia con mi madre. los niños tienen de 4 a 8 años con estas imágenes será muy divertido gracias.